El campesino al tocar la enorme vasija comprobó que era suave como el algodón, luminosa como el sol, resistente como el hierro y ligera como el viento. Él jamás había visto nada parecido. Claro que él no sabía mucho de
alfarería. A pesar de la intriga que sentía por conocer la opinión del alfafrero de la aldea, siguió cavando y trabajando en su huerto hasta la puesta de sol. Pero sus ojos volvían una y otra vez hacia el lugar de la vasija, era como si un fuerte imán lo atrajese hacia ella.
Al caer sobre su piel curtida los últimos rayos de sol, recogió sus
aperos, tapó con un poco de tierra, de nuevo la vasija y se dirigió con pasos cansados y amplia sonrisa hacia la aldea.......
Consejo para continuar: Jorge ha sido el que mejor se ha ajustado al texto. Recordad que una buena comprensión lectora es aquella que nos permite
continuar una historia con los hechos
más importantes que ocurren:
en este caso es que el material del que está hecha la vasija es diferente a lo que conocía el labrador. Escribid un comentario para continuar con la historia (añadid vuestro nombre).